¿Sabes? No sé.

No sé mirarme y reconocerme.

No sé sentirme segura de quién soy.

Estoy en este instante

incapaz de definirme.

Déjame callarme y negar.

Estoy en shock.

Ahora mismo gritaría,

sacando de mis hombros

toda la tensión.

Rompería, golpearía, mordería,

liberando las palabras

que no sé decir.

Déjame mirar con extrañeza

todo lo que me rodea,

todo lo que he sido,

y encontrarme

en un punto cero de mi existencia.

Tengo la sensación

de ser completamente nueva,

desconocida, de no saber.

No sé…

Acabo de sentarme

en medio del camino,

perpleja, entre las piedras,

esperando que se asiente el polvo,

sabiendo por primera vez

que vengo del mar,

que soy del agua.

¿Qué hago aquí?

¿Quién soy aquí?

¿Quién he estado siendo?

¿Cómo he llegado, cómo

he andado, cómo he respirado?

Y no lo sé. No sé…

Ahora temo

no saber más caminar.

Déjame quedarme quieta

decidiendo qué,

decidiendo cuándo y cómo,

observando

el encuentro de María

(María, por fin),

de mi yo con su nombre.

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